El castillo de Jumilla acogió, el pasado sábado, el acto de nombramiento de Agricultor del Año 2011,distinción que ha recaído en Bartolomé Carrión Abellán, más conocido como ‘El Toli’.

Organizado por la Federación de Peñas de la Fiesta de la Vendimia y el Instituto de la Cultura del Vino (ICV) contó con la asistencia de más de 200 personas, entre ellas, el alcalde de Jumilla Enrique Jiménez, el presidente del Consejo Regulador Pedro Lencina, los responsables de los colectivos organizadores, Blas Javier Guirao y Emiliano Hernández, varios cargos de la Federación de Peñas, el Agricultor del Año 2010, así como distintos concejales de la corporación y numerosos amigos y familiares del homenajeado.

El acto, conducido por Andrés Bleda y Verónica Mateo, destacó por la emoción que imprimieron los nietos del homenajeado en su intervención. Alberto, Ángela, Elena y Eduardo, mostraron el gran orgullo y admiración que sienten por su abuelo, por la dedicación que ha tenido a su trabajo y también a su familia.Recordaron algunas anécdotas vividas con sus abuelos y uno de ellos afirmó cosas tan bonitas como que “la dureza de sus manos agrietadas, se convierte en dulzura cuando nos da un abrazo”. Igualmente quisieron hacer extensivo este reconocimiento a su abuela Anica por haber sido el apoyo constante de Bartolomé y a los dos agradecieron haber criado a sus padres.

Antes de esta intervención y nombramiento, la Federación de Peñas, de la mano deRosalía Ruiz y Francisco Javier Vázquez, dio a conocer el programa de actos de la 40 edición de la Fiesta de la Vendimia.

Tras la presentación de estos actos, Mari Carmen Cañete, vocal del ICV, hizo una semblanza de Bartolomé Carrión Abellán. En ella, habló de sus recuerdos, como vecina e hizo, un recorrido por el resultado de más de 60 años de trabajo: Finca Toli. Bartolomé y su familia han cultivado principalmente viñedo de Monastrell, aunque también cereales y en la actualidad, cuentan con unas 70 hectáreas de viñas, 27 de cerezos, 7 de olivos y 6 de almendro. Bartolomé Carrión es uno de los primeros socios de la Cooperativa San Isidro, a la que llevó sus primeros 700 kilos de uva y a la que hoy, sigue llevando sus uvas.

Mari Carmen Cañete recordó que Bartolomé Carrión Abellán, nació un 20 de febrero de 1938, por lo que ya cuenta con 73 años; es nieto de agricultor, hijo de agricultor y padre de agricultores y “hablando de todos ellos, de los que se siente muy orgulloso, se le ilumina la cara y sus ojos se llenan de una profunda emoción”. “La de Bartolomé es toda una vida dedicada a la Agricultura, con solo cinco años, cuenta que ya llevaba ganado y con tan solo diez labraba con una mula en las tierras de su padre. Desde ese momento y hasta el día de hoy sigue trabajando sus tierras. Aunque para Bartolomé la Agricultura en su vida ha sido muy sacrificada, porque entonces se trabajaba con mulas y con herramientas muy rudimentarias, considera que había menos estrés que ahora”. “Pero además de ser viticultor, Bartolomé ha demostrado ser un agricultor de ayer y de hoy ya que a este cultivo suma el haber trabajado el cereal, olivos y almendreros, para, hoy día, trabajar junto a su familia en la mayor plantación de cerezas de Murcia, reconocida a nivel regional y nacional y cuyo producto exporta incluso a Rusia. Y es en esta última faceta de su andadura agrícola donde la experiencia juega un grado importantísimo ya que ha inventado una máquina de calibrar que permite separar de forma mecánica las cerezas de su propia cosecha, por no hablar de que fue pionero en la instalación de placas solares en su explotación para conseguir ser autosuficiente”.

“Sus hijos Pedro y Agustín reconocen que aunque les ha exigido mucho es un padre excepcional y dedicado al 200% al campo y a su familia. Me cuentan que su filosofía de vida ha sido destacar en su profesión. No ha sido un agricultor común y siempre ha buscado algo más. Con mucho trabajo y su incansable empeño ha logrado destacar en este sector, pero con gran humildad y sin olvidar nunca sus orígenes”, afirmó Cañete. Por último, le deseó que “tengas mucha salud para seguir viendo, junto a tu esposa, este gran sueño haciéndose realidad cada día, ver cómo crecen tus nietos, cómo continúan tus hijos con este importante proyecto y comprobar cómo todos tus esfuerzos han merecido la pena”.

Blas Javier Guirao y Emiliano Hernández hicieron entrega al Agricultor del Año 2011 de la reproducción en miniatura de un arao antiguo, así como un diploma en recuerdo de este nombramiento.

Y fue el turno de Bartolomé Carrión que se mostró muy emocionado por esta distinción. De los agricultores dijo que “son los que producen la materia prima, es la profesión más antigua y la más dura, soportando el frío, el calor, la sequía, la helada, el pedrisco, las plagas y si fuera poco, los precios más bajos”. El Agricultor del Año 2011 también dijo que “siempre me he sentido orgulloso de ser agricultor y he tenido suerte de formar una familia y unidos hemos superado las dificultades que se ponían por delante. Compartió el nombramiento con todos los agricultores y agricultoras, grandes y pequeños “ya que todos son merecedores de este premio”. Después tomó la palabra su hijo Pedro que además hizo extensivo este premio a todos los agricultores que no están entre nosotros y dio paso a los nietos de Bartolomé.

Tras las emotivas palabras de los cuatro nietos, Blas Javier Guirao y Emiliano Hernández se dirigieron a los presentes, felicitando al Agricultor del Año 2011 “por ser un reconocimiento muy merecido y dedicado a una de las profesiones más dignas e importantes que puede tener el hombre, ya que se trabaja de sol a sol y además producen lo que consumimos”.

En la recta final, intervino el concejal de Agricultura, Francisco Martínez, que, como agricultor que es, se mostró muy feliz por ser el primer acto que preside como concejal y destacó la “dureza de esta profesión y que, en el caso de Bartolomé, ha sabido inculcar a su familia”. Por último, el alcalde Enrique Jiménez también felicitó al recién nombrado Agricultor del Año, así como a los colectivos organizadores “ya que era necesario reconocer de alguna manera a tantos y tantos agricultores que dedican su vida al campo y que tienen que ser el orgullo de Jumilla”.

Después los asistentes compartieron, en la explanada el castillo un vino cuyo postre fueron cerezas.