El Castillo de Jumilla se convertía en la mañana de ayer, en un improvisado escenario de teatro, donde el Grupo de Teatro Talía representaba la obra "Los Amantes del Castillo", una leyenda popular, que tras décadas de boca en boca, cobraba vida en la piel de Susana Tomás (Ana María) y José Carlos Díaz (Sergio).
Numerosos fueron los curiosos y curiosas que hasta este inmejorable enclave se acercaron a disfrutar de la historia de amor imposible entre Ana María y Sergio, dos jóvenes enamorados, cuyas diferencias sociales hacen imposible su idilio que termina con un trágico final.
Sergio, un joven bien parecido, llegaba a Jumilla buscando faena en la vendimia, con la suerte de caer en una hacienda en la que el destino quiso que tropezara con Ana María, hija del dueño de la finca. A pesar de que pronto se correspondieron, el destino que el padre de la muchacha tenía preparado para ella era otro muy distinto, el heredero de otra hacienda, holgazán, vago y mujeriego sería, según su padre, su prometido. Pronto, el padre descubre los encuentros de los jóvenes y manda a la muchacha a vivir al pueblo, decisión que siguió su enamorado dejando la finca tras sus pasos. El Castillo de Jumilla, era su lugar de encuentro, hasta que el prometido lo descubre e intenta romper este lazo, que termina trágicamente con la muerte de Sergio y el lamento eterno de la joven Ana María, que termina cercenando su hermosa melena y tomando los hábitos, porque "su melena, o era para Sergio, o solo lo sería para Dios".
El acto terminaba con la emotiva entrega a la nieta de Maruja, la mujer que conservó la leyenda durante años, del relato encuadernado como detalle por preservar parte de la leyenda todos estos años y mantenerla viva hasta nuestros días.
La próxima cita con el Grupo de Teatro Talía será el 19 de octubre, con la escenificación del "Funeral de Írike", que se representará en el necrópolis íbera de Coímbra del Barraco Ancho.